Si meditamos acerca de esto, nos daremos cuenta rápidamente de que se trata de un miedo muy absurdo y contraproducente. Es cierto que demostrar ciertas cualidades, cierta cultura o sabiduría es gratificante. Cuando los demás nos admiran, nos halagan o felicitan por algún conocimiento o algo que hemos hecho bien, nos sentimos genial con nosotros mismos, orgullosos. Ni que decir tiene que, todo lo que sale de sus bocas lo aderezan –aunque no todos, claro- lo aliñan con zafiedades, palabras malsonantes, procacidad, y multitud de ingredientes más; y en muchas ocasiones con voces, gritos, desplantes, que la gente ha acabado integrando en sus esquemas de pensamiento y de acción como “algo normal”; si lo hacen los famosos ¿Por qué yo no? Debemos llegar a la conclusión de que algunos de los personajes asiduos a los medios de información, incluso tienen el convencimiento de que la modernidad es sinónimo de transgresión y extravagancia. Hacer amistad con el ignorante, es tan tonto como discutir con el borracho.
Las personas que comulgan con demasiados deberías sienten un miedo intenso a parecer inferiores, ignorantes o poco inteligentes, ya que piensan que si los demás perciben que ellos no dan la talla en algún área del conocimiento, en alguna habilidad o destreza, van a ser rechazados. Y esto les parece algo intolerable que les genera muchísima ansiedad. Siempre habrá alguien más guapo que tú, más inteligente, listo o culto que tú, más exitoso que tú… Por lo tanto, si haces depender tu propio valor y tu propia estima de los demás, serás alguien muy débil a nivel emocional. El malestar y la no aceptación de uno mismo abarcará tu vida. Se les vende a los niños y niñas desde sus primeros años que los adultos apenas nada tienen que enseñarles, como si uno viniera al mundo con “ciencia infusa”, con un saber innato, no adquirido mediante el estudio. No es de extrañar, pues, que los alumnos no le reconozcan al profe ninguna autoridad, y tampoco piensen en la remota posibilidad de que les pueda enseñar “algo interesante y divertido” (otro de los muchos tópicos al uso) sino ni siquiera enseñarles.
¿de Qué No Debe Depender Nuestra Autoestima?
Todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. Guarda mi nombre, correo electrónico y internet en este navegador para la próxima vez que comente.
Pero por suerte, hay muchas personas muy bien amuebladas en el mundo que lo que aprecian de verdad es a la gente auténtica, que se muestra tal y como es, a la gente que reconoce que no es bueno en todo ni perfecto, pero que está dispuesto a divertirse aprendiendo. La inteligencia es importante, pero cuando la adquisición de conocimientos se convierte en una obsesión, esta es capaz de derribar la estabilidad emocional. Descubre la verdadera importancia de la ignorancia y cómo se relaciona con la autoestima. «Todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas».